Estoy leyendo un libro de viajes sobre el paso del Noroeste, entre Canadá y Alaska. Me pareció oportuno ver la película de Werner Herzog titulada “Grizzly Man” que trata sobre las temporadas que Timothy Treadwell pasaba solo en compañía de osos en el Parque Natural de Katmai, en Alaska. A priori me llamó la atención que una persona pudiera pasarse tres meses de verano ártico solo y compañía de osos que según Timothy era una forma de estar acompañado. Hay personas que sorprenden a pesar de ellos, a pesar de su desequilibrio. Me resultan sorprendentes las imágenes de osos en la pradera, pero sobre todo los tiempos muertos en los que Treadwell sale de plano y que suelen durar pocos segundos y su posterior vuelta a la imagen. En ese intervalo es como si algo sorprendente, extraño, misterioso estuviera a punto de pasar.
También es sorprendente la observación que el narrador hace sobre el comportamiento de los osos, algunos de los cuales conocían al protagonista desde que llegó trece años atrás y donde en ninguna secuencia aparentan reconocer al autor o mostrar un mínimo de algo parecido al afecto.
Jaal
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