jueves, 24 de enero de 2013

La verdadera historia del alpinista que alcanzó la fama




Siempre pensé que había nacido para ser alpinista. De pequeño mis padres nos llevaban a la sierra para recorrer senderos que coronaban cimas de montañas que podían ser alcanzadas por padres con niños. A medida que fui creciendo me di cuenta que mi metas estaba más allá de las cimas a las que llegaron mis padres. Hay un momento en el que los caminos, los senderos, se acaban frente a una pared que es necesario subir, donde la propia naturaleza hace una solicitud a personas capacitadas y dispuestas. Tengo la certeza de que las montañas y las gentes están ahí para ser dominadas, para ser sometidas.

Me inicié en la escalada con la certeza de que estaba predestinado a seguir los pasos de los grandes del siglo XX, de Messner, de Herzog. En el tiempo que me dejaba libre mi pasión, estudiaba derecho. En el grupo alpino donde estaba federado pronto se nos quedaron pequeñas las cotas que se encontraban por nuestra región, por nuestro país… Me aventuraba por las paredes más complejas y de máxima dificultad de los Pirineos, de los Alpes. Mi ambición no conocía límites. Era verdaderamente bueno. Incluso llegue a ir al Himalaya para abrir una nueva vía de escalada en el Everest. Es verdad que éramos un grupo, pero inevitablemente yo era el líder. Me apunté a un partido político. Mi objetivo se cumplió, llegamos a abrir una nueva vía de escalada y en la base solo nos esperaba la gloria. O eso pensaba. Lo único que logré alcanzar fue el silencio y la indiferencia de mis compañeros. Ni siquiera ellos eran capaces de reconocer la realidad. Desde ese momento puse todo mi empeño en que los demás reconocieran mis méritos y en despreciar al resto.

No pude volver a los Himalayas, ni siquiera a los Andes,  pero mi afán de justicia me llevó a que los demás supieran quién era yo. Me nombraron tesorero del partido político donde perjeñé un plan que solo podía llevarme al triunfo. En esta ocasión me aseguré de rodearme de un grupo, de una manada. Me apropié de veintidós millones de euros. No por nada, si no por pura justicia deportiva. Salgo en los periódicos más importantes de España y en alguno de Suiza, la cuna del alpinismo. Todos me condenan. No me importa. La gente no ha comprendido el motivo, ni tan poco los periodistas, ni los jueces. He conseguido que todo el mundo sepa que fui, que sigo siendo, unos de los grandes alpinistas del país. Sobre el dinero, bueno, ya veré que hago con el, tengo grandes proyectos, la luna tiene montañas inexploradas y España es tan pueril.


La foto es de Pedro Alvarez

El relato está basado en esta noticia


24 comentarios:

silvo dijo...

En Suiza se interesaron de lo de tesorería porque tienen los Alpes jaja, muy bueno, saludos!

Amando García Nuño dijo...

Di que sí, éste es un país donde los benefactores de la patria, los genios de las finanzas, los que escalan las grandes cumbres de la celebridad, no estáis reconocidos.
Estoy contigo, y no creo que necesites escalar los muros de la cárcel para salir (si llegas a entrar)No, aquí, amigo alpinista, saldrás por la puerta. Por la puerta grande.
Es bueno el texto, claro. Un abrazo.

Manuel dijo...

¡Qué imaginación, Jaal, lograr hacer una metáfora literaria de un comportamiento biológico!
Kafka se nos está quedando pequeño.
Un saludo.

Pluvisca dijo...

Pero que buenoooo!!!

Si, pobrecin, al fin le han reconocido los méritos.

Saludines

Rafa Hernández dijo...

Hay mucha gente que ha hecho y seguí haciendo mucho por explorar mundos y descubrir cosas, y jamás se les reconoce su labor. Aquí sólo se habla de los grandes ladrones por lo que roban. Este Bárcenas dice que viajaba mucho a Suiza porque es un experto alpinista, "sí sólo ha que ver el porte que tiene de deportista". Aunque bueno para trincar dinero y esconderlo, lo mismo hasta ponía los montes de pie.

Un abrazo jaal.

emejota dijo...

Bueníiiisimo. Ahora a nivel particular, entre nos blogueros pueriles, me da que el hombre es cabeza de turco de algo muuuucho más gordo, que alpinistas de este tipo abundan en la cuenca mediterranea, fíjate que me extiendo, así lo piensan los teutones, y que no hay mejor "trepanación", huy quería decir "trepamiento" que la espeleología, a las oscuras simas de nuestro interior. Bsss.

Fiaris dijo...

muy bueno!!!!
abrazo

Patzy dijo...

Jajajaj!!! Genial! Ahora entiendo todo...acá, en Argentina, con los Andes al lado, tenemos muchos que también viajan a Suiza...el amor por las alturas no tiene fronteras! Abrazoo, Jaal.

Aristos Veyrud dijo...

El fin justifica los medios aunque terminen siendo meros caprichitos de simple reconocimiento personal, el dinero es lo de menos.
"La guerra en Afganistán es como los juegos electrónicos", eso dijo el príncipe menor de Inglaterra.
Abrazos Jaal!!!

Celeste dijo...

Hay tantas cosas que jamás nos son reconocidas...
aunque tampoco entiendo esa necesidad de ser reconocidos por otros. Con uno mismo, a mí siempre me alcanzó.

Excelente texto! Besos.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Un relato de plena actualidad.
Brrrr, me indignan todos estos desaprensivos que cuentan cualquier tontería para escudarse.
Alpinista es, pero de las montañas del latrocinio.
Un abrazo para ti, no para "el alpinista".

Mirella S. dijo...

¡Muy buen relato, Jaal, muy creativo! Los que quieren "escalar", qué mejor lugar que Suiza para ir practicando.
Muchos saludos

Arturo dijo...

Jaal:
Muy bueno tu relato y de completa actualidad, ante cierto politicucho que se hizo de unos cuantos dinerillos ajenos.
Aquí es bien conocido el caso de un ex-Presidente que viajaba los fines de semana hacia su lugar de origen, portando su marroquinería repleta, hacia donde se dice queda el mítico Fort Knox, que le perteneciera.
Ya antes, cuando era gobernador, se había armado de quinientos millones de dólares, de un pago de regalías petroleras, que invirtió en Suiza...
Tu escalador es un pichoncito tierno...
Un gran abrazo.

Nieves Martín dijo...

Vamos, que este chico se ve que quiere ampliar horizontes, y seguro que lo consigue porque parece ponerle empeño.

Magistral!!!

Saludos :)

Manuel R. dijo...

Señor Bárcenas (lo de señor es un decir): Usted no es un alpinista, usted es un trepa.

Me ha gustado mucho el relato jaal. Al principio me ha desubicado, pero después he ido cogiendo la cosa y me ha atrapado.
Supongo que, invenciones aparte, el texto no debe estar tan lejos de la manera de verse a sí mismo que debe tener el susodicho.

Un abrazo.

Uno dijo...

Teniendo en cuenta que hemos demostrado que no podemos acabar con los políticos corruptos yo veo en todo esto una oportunidad única de que se maten entre ellos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Que sigan subiendo, algún día caerán; o mejor aún, morirán de hipotermia por no queder bajar de la cima cruel y helada en la que se han anclado.

Un abrazo Jaal, como siempre genial!

Unknown dijo...

Ese entrelazado entre ficción y realidad ha sido estupenda porque es que al final entiendes porqué lo ha hecho y lo peor ¡es que te parece lógico y todo!.
Escalando entre blogs y palabras he llegado hasta aquí, seguiré escalando por otras entradas y creo que me instalaré por aquí de vez en cuando.
Saludos desde Tenerife y te dejo enlace de mi espacio para cuando gustes.

http://gofioconmiel.blogspot.com.es/

Francisco Espada dijo...

Uno acaba por encontrar justificación a lo que pensaba que era injustificable. ¡Las vueltas que da la vida! Que usted lo escale bien.

Stefanía dijo...

Suiza siempre ha sido un buen sitio para el dinero ....ja,ja...
..la verdad muy buena la entrada,genial tu manera de expresarlo...me encantó.

Un saludo Jaal.

Andrés de Andrés dijo...

A muchos nos ha impedido el vértigo pensar en las alturas; para las alturas que mencionas, para este peculiar alpinismo, solo la vergüenza es impedimento. No es un problema de altitud, sino de ética. Lo describes extraordinariamente.

TORO SALVAJE dijo...

Un gran emprendedor el chorizo Bárcenas.
Escalando el saldo de su cuenta corriente sin descanso a costa de la miseria del país.

El Bueno de Cuttlas dijo...

Escalando las más grandes montañas alcanzó las más altas cotas de miseria moral. Paradógico pero entendible en un tipo de su especie.

Saludos resignados

genessis dijo...

Wooo,
una ironía perfecta!
Cualquier parecido será mera coincidencia...

Buen relato, me gustó mucho.
Saludos y buena semana.

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