jueves, 28 de febrero de 2013

Ticker




Miró por la ventana se sentó en la silla del despacho y dejó el teléfono móvil encima de la mesa. Mientras esperaba que se iniciara el ordenador, se acercó a la máquina del café, depositó unas monedas y seleccionó un capuchino. Tomó el vaso de plástico y lo llevó a la mesa. Se validó en la aplicación y de la pantalla comenzaron a aparecer montones de números que representaban la valoración de los mercados de varias partes del mundo. En la parte inferior de la pantalla y con un movimiento uniforme de izquierda a derecha, salían las cotizaciones de las cien compañías en las que su empresa mantenía el control. Esa banda era el ticker. Los valores en positivo aparecían en verde, los que arrastraban pérdidas en rojo. Continuamente y durante ocho horas por la pantalla salía una continua e interminable ristra de números. Ocho horas, de izquierda a derecha.

Su trabajo consistía en mirar al ticker y al resto de valores, analizarlos y rápidamente  encontrar relaciones  que sirvieran para anticiparse a la tendencia del mercado e invertir de una empresa a otra, de un mercado a otro. A veces la bajada del oro repercutía en la subida de las empresas tecnológicas. Esas cosas. Y debía tener el control de sus nervios para mantener la calma incluso en los momentos de máxima tensión o de mínima rentabilidad. Estaba inquieto porque desde hacía unos días era incapaz de encontrar la lógica interna que movía los mercados y que hacía que su mundo se hubiera, como decirlo, desincronizado. Miraba la pantalla y haciendo un esfuerzo por concentrarse nada tenía sentido.

Fuera del trabajo mantenía la misma zozobra, el mismo vacío. Su vida en familia, los partidos de tenis con los amigos, hasta el curso de microelectrónica. Como si una extraña ley de causa y efecto le hubiese afectado su entendimiento era incapaz de encontrar una relación entre la cosas, un mínimo respiro o una escasa alegría. Los fines de semana no tenían más sentido que el resto de los días de la semana, ni menos. De vez en cuando por las tardes, iba a sentarse a un banco desde donde podía ver el movimiento de los coches. El grado de confusión le hacía estar centrado y dejar de estarlo, ajeno a todo.  Veía coches moviéndose de izquierda a derecha, constantemente, eternamente, en rojo y verde. Nada que entender, nada más que hacer. Ticker

lunes, 25 de febrero de 2013

Retrato de Oscar Wilde





Cuando  Oscar Wilde fue consciente de su belleza se hizo pintar un retrato, lo colgó en su habitación y cada vez que entraba o salía sentía la irresistible tentación de mirarlo como si fuera un espejo. A disgusto con su rostro, un día decidió que era imprescindible arreglarse el labio superior y asesorado por su madre fue a una reconocida clínica de estética para que le hicieran un retoque. Más tarde llegó a la conclusión de que era insoportable vivir con esa ausencia de pómulos. Y cargó botox para compensar esas pequeñas carencias. Pero por cada arreglo, por cada pequeña operación, el cuadro le devolvía otra imagen cada vez más inquietante que solo podía ser atenuada con nuevas intervenciones en detalles insignificantes. Finalmente llegó al convencimiento de que nadie salvo él sería capaz de perfilar el rostro perfecto. Armado con los útiles quirúrgicos imprescindibles, cada día, cada hora de su vida añadió, exfolió, modeló su cara hasta que devino en aquello que siempre había estado allí pintado y que cada día mutaba en algo ligeramente diferente.

viernes, 22 de febrero de 2013

Dieta y Vida





Me dirijo a ustedes como responsable de la empresa “Dieta y Vida”, para comunicarles que acabamos de sacar al mercado un tratamiento wellnes para todas las personas que quieran mantenerse en un límite óptimo de peso y salud. Yo lo llamo bienestar. El tratamiento se realiza mediante la acción combinada de dos tratamientos independientes pero complementarios.

La primera parte será la aplicación de la dieta OMG que se corresponde con las siglas en inglés “Oh my god” (Oh Dios mío!)  Sí, suena un poco raro, pero cuando se trata de bienestar se  deben eliminar prejuicios inoportunos y estar abiertos a mejoras e innovaciones. Básicamente, el precepto que sigue la dieta es no desayunar y hacer ejercicio, tomar baños o duchas de agua fría hasta donde se puede aguantar, comer poca o ninguna fruta y por supuesto sustituir el brócoli por las coca-colas que es cosa buena y fuente de salud. Los nutricionistas son unos maulas a los que hay que llevarles la contraria pues está demostrado que el metabolismo de los alimentos no es ciencia que se pueda considerar exacta.

Pese a que la OMG es una dieta equilibrada, algunas personas pueden sufrir una galopante hipoglucemia  o bajada de azucar en sangre por salir a hacer deporte mañanero con el estómago vacío. Pero esto en lugar de ser una carencia o un fallo lo hemos entendido como una oportunidad de mejora. Durante estos pasados días hemos recabado el testimonio de Jesús Manzano que fue ciclista del equipo Kelme, Jesús comentó la facilidad para subir puertos de categoría especial como el Mortirolo o el Alpe D'huez, gracias a la ingesta de oxiglobin, que es un tipo de sangre para perros con anemia y actovegin un compuesto plasmático de ternera joven. Todo ello mediante prescripción facultativa del doctor Eufemiano Fuentes a quien hemos contratado en nuestra empresa dado que no parece probable que continue vinculado al mundo del deporte. Con estos productos será posible salir a entrenar sin desayunar y sin haber comido en tres días, sin merma para nuestro rendimiento.


Es decir que ponemos a disposición de nuestros clientes un tratamiento integral  para el bienestar del cuerpo. Por último confirmar que no es verdad como se ha sugerido en ciertos mentideros, que se hayan oído ladridos en las proximidades de nuestra clínica o mugidos en el gimnasio exclusivo para nuestros clientes. El efecto de nuestros tratamientos está avalado por nuestros resultados como puede dar fe Vicente Pérez, rebosante de salud, en la imagen 3D.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Optimización del olvido




La clave está en la optimización. Al principio ocurrían problemas de todo tipo porque no estaba suficientemente desarrollada la técnica de extracción de cerebro. Para qué tenerlo si toda información, todo sentimiento, todo, podía estar distribuido en redes y núcleos de procesamiento externo a nosotros. Una vez logrado, suplantarlo fue tarea fácil. De esa forma eliminamos el dolor. Posteriormente sobraba el propio cuerpo sometido como estaba a procesos de fatiga e incomodidades variadas, porque se rompía. Así que decidimos eliminar el cuerpo y vivir como si nada hubiera pasado pero de una forma vamos a decir virtual. No había hambre, no había enfermedad, los sentimientos estaban controlados. Nunca más prozac. Era la época en que todavía se hacía necesario preservar la  individualidad ¿Para qué?  Ese fue el siguiente paso, la divergencia entre las personas seguía generando conflictos, malos entendidos, intereses bastardos. Los cerebros nos fuimos agrupando, de hecho nadie se enteró de que se iba incorporando a una ingente red que acabaría convergiendo en un único cerebro. Este cerebro.

La vida de un único cerebro se desarrolla en una tarde de domingo eterna, como eterno es  su aburrimiento, nuestro aburrimiento. Así que decidí hacer otros mundos, otras relaciones que recordaran momentos de la realidad que fue. Decidí escribir unas líneas y desvelar el secreto a unos pocos reflejos de lo que fuimos, copias de seres humanos. Después quedó el silencio y luego el olvido.


Imagen extraída de aquí

lunes, 18 de febrero de 2013

San Valentín Revisited




El pasado Jueves un señor que administra un blog escribió una entrada que trataba sobre una persona con graves problemas de movilidad y los pensamientos atléticos que tenía al comienzo del día para motivarse. El señor del blog no cayó en la cuenta de que el pasado Jueves era el día de San Valentín y que la temática no se ajustaba a lo que normalmente se suele poner sobre la pareja, el amor o lo contrario. 

Sin embargo, pasados unos días leyó  un titular que decía que el día de San Valentín, Oscar Pistorius el atleta al que le faltan las dos piernas había asesinado a su novia. Este hombre es famoso porque a pesar de su grave minusvalía se ha convertido en uno de los mejores atletas mundiales en la distancia de cuatrocientos metros. Le cortaron las piernas por debajo de la rodilla antes de que cumpliera un año de vida y tuvo que sobreponerse a un cúmulo de adversidades primero para poder caminar y después para sobresalir en su disciplina. Ha sido ejemplo de superación para muchas personas de todos los continentes. Sin embargo fue incapaz de afrontar racionalmente un problema con su pareja.

Es sorprendente la descomunal fuerza de voluntad que tuvo que hacer para una cosa y la descomunal ausencia de voluntad para resolver la otra. Da la impresión que a veces los verdaderos retos no son los más evidentes o los que están a la vista de todo el mundo. Pistorius ha pasado de ser un representante de lo mejor de Sudáfrica a ser un criminal. Y esto visto a posteriori le deja al señor del blog un mal cuerpo, por la coincidencia de la actividad y minusvalía del protagonista del relato y también porque el señor del blog recordaba la fotografía que ilustra la entrada y que hablaba sobre discapacidades, actitudes y superaciones.


jueves, 14 de febrero de 2013

El fondista




Al  despertar solía permanecer un rato mirando el techo. Se sentaba en un lateral de la cama y el respaldo de una silla servía para poder incorporarse. Después se apoyaba pesadamente sobre una muleta y luego sobre la otra. Una vez erguido levantaba la cabeza, miraba el vano de la puerta y el largo pasillo. Respiraba pausada y profundamente.

Todas las mañanas practicaba el mismo ritual, recordaba los minutos previos a una carrera. El talonamiento, los ligeros saltos para mantener los músculos tensos pero no demasiado, un ligero hormigueo en el cuello. Los pies impactando rápido contra el suelo. Fluir. Tener la sensación de que las articulaciones rotaban espontáneamente como si no hubiera huesos. Sentirlo, esa sensación...



lunes, 11 de febrero de 2013

Del arte y los deshechos




Todos los días estaba en su puesto de trabajo a las seis de la mañana. Llegaba a una especie de almacén donde en su interior se guardaban los carros de limpiar las calles. El suyo era el número tres. Normalmente el recinto era poco dado a la presencia de personas, no estaba sucio, pero no era habitable. Unos sofás viejos en una esquina indicaban la presencia circunstancial de personas. Anselmo era barrendero. También tenía un problema, grave problema, era muy creativo.

Pero de su creatividad se dio cuenta cuando tras años de vivir de mala manera había logrado por fin un trabajo. Y mientras recorría las calles arriba y abajo escoba en ristre dejaba ir su imaginación sobre las cosas que veía. Las asociaba y encontraba un sentido.

Salía con el carro a las seis y cuarto, exactamente a esa hora había un chaval esperando el autobús, todas la mañanas. Ambos se miraban y se hacían un ligero saludo con la mano. Era el banderazo de salida del nuevo día, ocho horas por delante. Si el carro se llenaba, debía volver al almacén, desocupar y volver a la calle, como el actor que sale al segundo o al tercer acto. No había bises.

De las primeras cosas que se tenía que encargar era de vaciar las papeleras. Bueno, realmente era un trabajo sincronizado, hacer el suelo y papeleras. A una hora de la mañana pasaba el camión cisterna a echar un poco de agua a presión para reblandecer la costra de las aceras y del asfalto. Estaba convencido de que el suyo era un trabajo de texturas.

Comenzó fijando su atención en las mondas de naranjas, la corteza de los panes a medio comer, en los yogures y el color de sus envases. Había muchos, de muy diversos colores. A veces hacía pequeñas composiciones sobre el suelo de las aceras. Le llevaba su tiempo la disposición de los materiales, la proporción de los volúmenes, esas cosas.

Solía imaginar instalaciones de grandes proporciones donde amontonar materiales mezclándolos de los cubos. Botellas con cartones, plásticos con las sobras de la merienda. Mezclaba lo separado en los contenedores.

La gran noche, llegó con la fiesta del barrio. Cada año se organiza una feria, con las atracciones que suele haber en las ferias y el Sábado por la noche la municipalidad organiza un concierto al que asisten gran cantidad de personas de todas las edades portando objetos susceptibles de convertirse en basura, en arte. Anselmo debía comenzar su jornada a la hora habitual, pero ese día llegó una hora antes para hacer acopio de materiales. Había acertado de pleno. Se encontró una pradera llena con todo tipo de objetos orgánicos, inorgánicos con miles de botellas y bolsas. 

Planteó la composición alrededor de unos cuerpos humanos vencidos por el cansancio y el alcohol, junto a los que apiló un montón de envases de cristal en perfecta asimetría con los árboles adyacentes y papeles grasientos y resto de bocadillos en disposición aleatoriamente sostenida. Había humedades variadas y una pared larga que se extendía durante bastantes metros. Era una obra maestra!!.

Creó una estructura orgánica, compuesta por elementos perecederos y aún vivos. La policía que pasó por allí y que no entendía de proporciones ni de texturas, preguntó por el artista y ante la sorpresa de Anselmo, fue llevado a comisaría a tomar declaración por un delito contra la sanidad pública. Y fue expulsado de su puesto de trabajo. Para no caer en el desánimo, comenzó a pensar en el tiempo que le quedaba libre, que era todo, y en cómo utilizarlo, de tal modo que fuera una entidad susceptible de ser moldeada y esculpida a su antojo como material inorgánico. Después de todo no se olvidaba de que el tiempo es la materia de la que estamos hechos las personas.


jueves, 7 de febrero de 2013

Escritor de diseño





En mis ratos libres me dedicaba a escribir cuentos y relatos mientras probaba suerte en premios literarios. No logré ganar ninguno, ni una triste accésit, ni una triste mención. Pero me enviaban publicidad de otros concursos o promociones para imprimir mis propias cosas. Me pareció muy cutre. Posteriormente di a leer mis textos a todo aquel amigo, conocido, familiar que mostraba el más mínimo interés por mi afición a la escritura. Cuando les preguntaba por su opinión, no hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que o no se lo habían mirado, o no habían entendido nada o les parecía un rollo descomunal. Y no se atrevían a decirlo. Bueno, a lo mejor era una forma piadosa de no mostrarme la realidad. Dejé de insistir. Lo que me gusta es emborronar cuartillas o pantallas de ordenador sin necesidad de público. No lo necesito, escribo para mí, como los grandes.

No hace demasiado tiempo encontré el nicho en el mercado, mi camino, la oportunidad que llevaba esperando todos estos años.  Una empresa dedicada a la venta de muebles del hogar utilizaba objetos de decoración para ambientar sus creaciones, utilizaban jarrones, cuadros, espejos, todo aquello que le diera el tono de sofisticación y exclusividad. Y también libros. Nuevos, bien encuadernados y con nada o casi en su interior. Comprados al peso. Que me pagaran por kilo de papel escrito o emborronado no era una cosa que me importara ante la satisfacción de ver mis creaciones expuestas por salones, dormitorios y pasillos de tiendas de muebles. Además tengo la seguridad de que nadie me va a juzgar por la calidad de mi obra, nadie va a leer una línea, pero soy conocido y hasta compran mis ejemplares porque quedan divinamente sobre la mesa auxiliar del comedor.


lunes, 4 de febrero de 2013

Esto es un atraco




Pasé la mañana del Sábado junto a su puerta, no fue a propósito, pasaba por allí. El despliegue policial era más abundante a medida que bajaba por la calle Génova. Allí estaba la marquesina color azul pp. Al darme cuenta del sitio donde me encontraba sentí el miedo que sienten los mozos de Pamplona momentos antes del encierro. Sentí pavor al saber la cantidad de depredadores que se encontraban  tras las paredes de ese edificio y que podrían salir libremente embistiéndonos a todos. Imaginé una estampida que pudiera llevarse por delante a la ciudadanía. Algo más tarde logré tranquilizarme y recuperar el sosiego y adivinar que nada nos podía suceder. El despliegue policial era de no menos de cuarenta, he dicho bien, cuarenta furgones policiales repartidos por Génova y aledaños. Se pueden ver algunos junto al taxi. Había más policía que depredadores, más que periodistas que son los que se ven en la foto, más que manifestantes y por supuesto más que peatones. Sábado a las diez de la mañana, hay que protegerse de estas alimañas que equivale tanto como decir hay que joderse. Policía para que nos proteja de nuestros políticos.

Pero es necesario hacer salir a la manada de su guarida y reconducir su trote hacia el otro lado de la calle, un poco más abajo de donde está tomada la foto. Allí se encuentran los corrales de la audiencia o los otros corrales del tribunal superior de justicia. No hay más de trescientos metros. Es un corto trayecto para hacerles comprender, para que sus cerebros sean capaces de darse cuenta que son unos delincuentes. Y de allí lidiarles en cualquier plaza de primera. Las tenemos muy buenas, Meco, Soto del Real o el Dueso donde sopla el aire del Cantábrico. Después o al mismo tiempo podríamos continuar con el resto de colegas de otras congregaciones.

“Esto es un atraco”, canción de los Burning cantada en este vídeo con el Sabina. Los Burning son gente de barrio. De La Elipa. Hace años que dan vueltas al atraco que les retire. Al lado de estos políticos son unos aprendices.




sábado, 2 de febrero de 2013

Casa do Conto




Hay edificios que sugieren sensaciones de la misma forma que hay fotografías de edificios que sugieren sensaciones. Es el juego de la realidad y la representación. Hay espacios en los que a vista de fotografía me gustaría estar. Uno de ellos es este edificio que se encuentra en Oporto y  que recibe el nombre de “Casa do Conto”, que viene a ser algo así como la “Casa de los cuentos”. Inicialmente iba a ser la restauración de un edificio viejo del barrio de Boavista para convertirlo en hotel. Una vez iniciadas las obras se incendió  y solo quedó en pie la fachada. El mismo estudio de arquitectura acometió la reconstrucción y lo que era un edificio tradicional se convirtió en una casa que sale en las revistas de diseño y arquitectura. Mantiene en su interior resquicios de lo que había, como el hueco-lucernario que se ha situado donde antes estaba la escalera.

Además decidieron darle un toque simbólico contratando a seis escritores que escribieron otros tantos microrrelatos distribuidos por las paredes y los techos del hotel. Parece que hay temática común e incluso hilo argumental. Ese detalle de que aparezcan letras me llamó la atención junto a la austeridad de la decoración a base de hormigón, el mismo del que suelen estar hechos los puentes actuales. Puedo imaginar el despertar en esa cama rodeado de una textura áspera e industrial y me imagino botellas o bolsas de plásticos a los pies o detrás de la cama y quizá los restos de una fogata en una de las esquinas. Todo puente lleva asociado una pátina de humo bajo los arcos o adherido a las paredes.

Existe el contraste del confortable despertar, observando el grabado de las letras, pero también de la intemperie y de la calle. Viendo las fotografías me gustaría estar allí. Igual si voy me dan ganas de salir corriendo.

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