lunes, 8 de abril de 2013

Una tarde en la biblioteca





Después de llevar veinte minutos en la biblioteca comenzó a hacerse perceptible cada respiración, cada movimiento de una página. Hasta el movimiento de la mano que escribe, del estiramiento cervical de aquella chica rubia sentada en la esquina con la que de vez en cuando había coincidido. Sobre la mesa, los folios de la lección diaria de lenguaje de primero de bachillerato y un análisis sintáctico incomprensible. Roberto miró a su compañero y al complemento circunstancial al que hacía referencia el verbo que estaba una línea más arriba. Imposible comprender nada más en esa frase coordinada adversativa. Cuando finalmente decidió preguntar, el chisteo de la bibliotecaria se oyó en toda la sala y la duda se volvió si cabe más insignificante. Volvieron a enfrascarse en algo pesado y rutinario. Aparcaron la asignatura de lengua y sacaron de la mochila el libro de matemáticas con sus demostraciones de álgebra tan pesadas como  el análisis sintáctico. 

La biblioteca tenía un patio que compartía con un centro cultural aledaño donde había cuatro mesas de ping-pong azules. Solían venir a la biblioteca con la raquetas y unas pelotas marca Cornilleau, pesadas y con un bote equilibrado. Necesitaban salir de la rutina. Sencillamente se dedicaban a pasar la pelota por encima de la red. Atribulados por la colección de conocimientos incomprensibles que cada día debían aprender, ver pasar la pelota de ping-pong levemente por encima de la red les hacía olvidar la sensación de pesadez. Pasados cinco minutos, las bolas comenzaban a adquirir determinadas efectos para hacer de su recorrido algo impredecible, mientras ellos se movían ágiles por el frontal de la mesa, acentuando la sensación de que nada tiene importancia y de que una cierta ligereza puede ser un antídoto contra el mayor de los aburrimientos.

Al regresar a la sala de estudio les seguían esperando las dos asignaturas, el silencio y la misma pesadez. La chica rubia de la esquina había salido a fumar un cigarrillo. Roberto comprendió que estaba a punto de perder la tarde pero decidió que aún había esperanza y con la cabeza despojada de todo pensamiento se acercó con las dos raquetas a la chica que acaba de terminar el cigarrillo. Le preguntó  -¿Juegas al ping-pong?

30 comentarios:

Maestro de Feria dijo...

Una buena escusa, de todos es sabido que las bibliotecas son un maravilloso lugar para el flirteo!

Cuidate y portate bien!

silvo dijo...

Si es que el saber no le presentan atractivamente, un abrazo!

Victor Aranda dijo...

Me ha gustado cómo has captado ese ambiente bibliotecario donde no podía faltar, por supuesto, el toque de atención de los bibliotecarios.

Y vas a estudiar, pero el hacerlo o no va a depender de quien se siente a tu alrededor.
Un abrazo

clarodecir dijo...

Aunque casi todas las bibliotecas tienen la misma estética, no siempre sirven para lo mismo, o quizás sí. Además, yo creo que sí, que las matemáticas entran mucho mejor X dos.

Saludos.

Melvin dijo...

La biblioteca es el lugar idóneo para desencadenar casi cualquier cosa.... La transgresión de una norma...el silencio... Es el punto de partida.... Después sólo hace falta mirar alrededor y encontrar el foco de atención....Siemopre hay un foco de atención.Besotes.

Amapola Azzul dijo...

Bueno, por lo mneos dió ese paso, me alegro por el, y quizás por la chica. besos.

Bonito relato. Enhorabuena.

Joaquinitopez dijo...

O como ligar aprovechando que no te enteras de las mates. Si lo hubiera sabido antes, yo jamás me enteré de nada de las matemáticas.
Un abrazo

Roberto dijo...

Me ha encantado. Trabajo en una biblioteca y puedo decir que he visto multitud de relaciones que han comenzado en ella y a la inversa, un buen puñado de relaciones que se ha roto en la misma.
Un saludo

LOS OJOS DE LA NIEBLA dijo...

Un respiro, un descanso y aprovechar la tarde...no está tan mal ir a estudiar a ese sitio tan hiriente para los sentimientos y donde casi no puedes ni respirar...Será que yo lo veo como una cárcel con carcelero y todo...
Buen relato.
Un beso.

Nieves Martín dijo...

Vamos que este no necesita ir a discotecas ni pubs nocturnos, el protagonista liga a sus anches en la biblioteca alegremente sin trasnochar...
Mmmm buena técnica si señor!!!

Me encantó Jaal un besote :)

Mirella S. dijo...

Jaal, describiste muy bien el clima de una biblioteca. Nunca me sentí a gusto allí. Tal vez sea la opresión de todos esos tomos que te rodean, de todo el saber que la humanidad fue acumulando en esas estanterías.
Pero si se puede hacer un buen levante (ligue), la situación se vuelve más entretenida y hasta se vuelve al "santuario" con gusto.
Abrazo.

Marina dijo...

A veces una pregunta tan sencilla puede acercar a dos personas! :)

Un abrazo,


Marina.

Noelplebeyo dijo...

buena partida


y el final ??

Amando García Nuño dijo...

Tienes, seguramente te lo habré comentado alguna vez, una curiosa facilidad para re-crear (lo que es mucho más difícil y meritorio que crear) atmósferas. Este es un ejemplo palmario.
En todo caso, había otras alternativas para el remate final, si me permites. Yo diría que pierde algo de la altura que había alcanzado el texto hasta entonces.
Un abrazo.

San dijo...

Me gustó esta tarde de biblioteca, he sentido ese silencio sostenido y he visto la chica rubia de la esquina. El final me parece muy bueno, redondo.
Gracias por llegar hasta mi blog y darte a conocer, de esta forma disfrutaré de tus escritos.
Un saludo.

El collar de Hampstead dijo...

Me ha gustado este relato.
Nunca estudié en la biblioteca, no me concentraba.Usaba la de la facultad para pasar apuntes.
Lo q sí q me encantaba era ir a descubrir nuevos libros.
Yo hubiera jugado al ping pong, me gusta mucho. Pero ni fumo ni soy rubia.
; )

lichazul dijo...

es todo un preámbulo a una historia que podría sucederse
las rutinas y las materias a veces son peldaños con muchas barricadas por derribar
fresco relato y el escenario que presentas lo hace cercano y creíble y lo mejor aún posible para el ojo lector

abrazos

la MaLquEridA dijo...

El aprender no siempre esta en los libros.

Patzy dijo...

Todo es un tema de elecciones en la vida...yo hubiera contestado "no, no juego ping-pong, por eso estoy en la biblioteca", y la magia hubiera terminado ahí mismo. En cambio, habría estado encantadísima, si me hubiera intentado hablar sobre los problemas del lenguaje y la comprensión!Je! Excelente descripción! Abrazooo, Jaal.

Francisco Espada dijo...

El cuerpo en la biblioteca en la mente puesta en otro lugar, en otra cosa.

Saludos

Uno dijo...

Nunca he entendido a los que iban a estudiar a las bibliotecas. Yo en ese ambiente me dispersaba mucho. Siempre pensé que iban a lo que iban.

N dijo...

Qué lindo esos cuadros inesperados, ese acercamiento, esa sorpresa... Me siento identificada totalmente. ¡Me recuerda a ciertas situaciones! jajaja

'¡Beso y abrazo mi querido! ¡Gracias por tus comentarios!

joaki007 dijo...

Faantastico relato amigo...

He tardado en pasar pues hemos estado unos días fuera ...murió mi suegra en San Sebastian y una tia de mi mujer también .Y en Barcelona , una tia mia ...unos días malos...

Un abrazo.

Rafa Hernández dijo...

Como siempre te has lucido colega. Aunque yo como he ido muy poco a las bibliotecas no se lo que se cuece, pero vamos hay gente que no tiene ni puñetera idea ni de lo que está estudiando ni leyendo, y si estornudas te pide silencio. Bueno menos mal que no le dijo si sabía jugar al tetro, aquello que dice; usted se agacha y yo....

Un abrazo,

Pluvisca dijo...

Y es que uno ha de aprovechar el tiempo presente y para eso tenía él las raquetas...

:)

Andrés de Andrés dijo...

Lo has pintado muy bien. Observa como es el final lo que se nos queda y surge la pregunta:
- ¿Ligó?.

Humberto Dib dijo...

Yo siempre lo digo, que tanta lectura y estudio, no hay nada mejor que un buen juego o entretenimiento, más aún si hay una chica interesante con quien compartirlo.
Un abrazo.
HD

Susana Jiménez Palmera dijo...

Me encantó la escena, me llevo la imagen de la pelota pasando la red como si balanceara la pesadez.
Un abrazo fuerte

Arturo dijo...

Jaal:
Tu relato está muy bien logrado, te felicito por ello.
Cuando la mente se cierra, los libros no dicen nada comprensible; de modo que es más sabio abrir la mente con cuestiones más motivantes. Quizá, más tarde, se pueda retomar la lectura.
Nunca estudié en una biblioteca; a lo sumo, fui para sacarme alguna duda puntual.
Un gran abrazo.

independent dijo...

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